Título original: Submarino
Director: Thomas
Vinterberg
País: Dinamarca
(2010)
Duración: 110
min.
Una caída al subsuelo de la subjetividad
Cuenta
la historia de una familia monoparental, a cargo de una madre alcohólica que ha
dejado completamente descuidados a sus tres hijos. Nick y Martin, de edad
adolescente se ponen al cuidado de su pequeño hermano. La situación familiar se
torna muy difícil hasta que desemboca en una situación trágica.
Tras
varios años, ambos hermanos viven separados ejerciendo los perfiles que habían
formado en su adolescencia. Nick tiene un carácter paternal aunque irascible y
violento, los cuales son aspectos que utiliza como máscaras para construir sus
relaciones. Es un individuo solitario y distante que interactúa con otros dos
personajes. Por un lado, su vecina Sofie con quien comparte situaciones sexuales,
pero desapegadas de todo rastro amoroso. Por otro lado, su amigo Iván, un
personaje grotesco que sufre de sobrepeso, aparece como un individuo sin
oficio, que vive imaginando situaciones sexuales que lo incitan a oscuras
perversiones. Si Iván tiene este perfil se debe a que su vida está atravesada
por el rechazo social, aún es virgen, y pese a que Nick lo lleva a una casa de
prostitutas, para “ayudar” a su amigo, también es rechazado. Estas situaciones
que se van acumulando desembocan en un final previsible y trágico. La segunda tragedia.
Martin
se ha convertido en padre de un pequeño niño que ya asiste al preescolar. Padre
viudo, asume el perfil de su adolescencia como dependiente, pero esta vez de la
heroína. La droga y el desempleo lo ponen en una situación difícil respecto a
la tenencia de su niño, pero el encuentro con Nick cambiará su vida. Debido a
la muerte de su madre, ambos reciben una cuantiosa suma de dinero, producto de
una casa que era su propiedad. Nick, que no quiere nada de ella, le deja todo
el dinero a Martin. La situación mejora pero se agrava, porque el dinero les da
cierta comodidad, pero lejos de ser la solución a sus problemas, termina siendo
el percutor de una nueva tragedia. La tercera tragedia.
Esta
película la asumimos análoga a la obra literaria de Fiodor Dostoievski:
Memorias del subsuelo. Pues al igual que el subsuelo, el submarino permanece
bajo la superficie del ojo público. Todos los hechos que ocurren en esta
película develan miserias humanas en muchos de los actos de la vida cotidiana.
Así por ejemplo, las relaciones sexuales aparecen sin sensualidad y poco idealizadas,
atravesadas por la crudeza del deseo que sólo busca la mera satisfacción
individual. También, la desagradable monotonía de repetir una y otra vez esta
vida que pareciera carecer de sentido en el caso de Nick, o inmersa en un
círculo vicioso en el de Martin.
Cada
uno de los personajes es un caso patológico y un extremo del subsuelo, o del
submarino: el violento, el pervertido y el adicto. Y como toda sociedad condena
el ejercicio de estas tendencias, cada uno de ellos termina siendo reprimido en
su necesaria medida: el violento es amputado de su arma violenta, el pervertido
desaparece el orbe como debe desaparecer todo deseo pecaminoso en nosotros, y
finalmente el adicto debe ser cortado de raíz, lo previsible es que sea por su
“propia estupidez”. Esta es la mirada de la sociedad expresada en tres
extremos, enlazadas a tres tragedias, que lejos de sernos ajenas tratan de
llevar a la superficie consciente nuestros más vividos deseos.
¿Qué nos queda?
La falsa esperanza del pequeño hijo de Martin que ansía esos solitarios días en
compañía de su desgraciado padre.
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