viernes, 18 de enero de 2013

Kon-Tiki: Joachim Rønning, Espen Sandberg



Título original: Kon-Tiki
Dirección: Joachim Rønning, Espen Sandberg
País: Noruega (2012)
Duración: 118 min.



 Kon-Tiki o un Quijote de mar

Narra la historia de Thor Heyerdahl, un antropólogo noruego que hizo sus investigaciones durante diez años en las islas de la Polinesia. Tras vivir bajo duras condiciones llegó a la conclusión de que no fueron los asiáticos, sino los sudamericanos quienes colonizaron la Polinesia, hace 1500 años atrás. Su hipótesis partía de lo siguiente: pese a que está probado que las civilizaciones precolombinas (pre-incaicas) de Sudamérica no poseían barcos de gran magnitud, sí, se transportaban en pequeñas balsas. Por lo que fueron estos precarios medios marítimos de transporte quienes los llevaron a una inusitada travesía por el océano pacífico hasta llegar a la Polinesia. También apoyó su hipótesis en los relatos orales de los aborígenes polinesios, que creían que Tiki (el dios solar) llego por el mar desde el este, y no del oeste.

Ésta, es la historia de un Quijote que no renunciará hasta llegar a conseguir lo que busca o morirá en el intento. Es una película con una única historia, donde no hay grandes complejidades. Así, Thor Heyerdahl, al verse completamente rechazado por la comunidad científica, puesto que su hipótesis resultaba imposible, decide él mismo probar su hipótesis: cruzar el océano pacífico ¡en balsa!, desde el Perú hasta la Polinesia. Y como todo Quijote, necesita su Sancho para que refrende su locura, organizará un grupo heterogéneo de individuos que lo acompañaran en este increíble viaje.

Kon-Tiki es el nombre que Thor le pone a la balsa que construye, en Perú, utilizando los mismos materiales que pudieron haber usado las civilizaciones preincaicas. Cabe aclarar que es una película basada en hechos reales,  existe la bitácora del viaje y un documental filmado que gano un Oscar en 1951. Sin embargo, considero que  hace pequeños guiños a la afamada “Tiburón”, en cuanto a que crea atmósferas de tensión extrema en el mar, y se producen situaciones realmente impactantes. No hay muchas palabras que decir de la impresionante fotografía, sólo hay que ver las imágenes de los paisajes, y la utilización de los efectos especiales está muy bien realizada. Es un viaje que roza con lo ficcional, pero perfectamente creíble. Sin embargo, el lado más flojo de la película radica en que la simplicidad de la trama hace que los personajes también sean poco complejos y por ello, se estanquen en sus caracterizaciones. Esta situación produce que no se muestre una necesaria evolución de la situación. Es decir, más allá del maquillaje y de las “papanoelescas” barbas, que son evidencia de un viaje en balsa a lo largo de 100 días, ¡100 días! no se muestra un ambiente de “desesperación”, producto del cansancio, la soledad, el aburrimiento y la locura que seguramente produce un viaje con tales características. La desesperación sólo aparece en los momentos de mayor peligro, pero fuera de ello, pareciera un naufragio de algunas semanas. En definitiva, es una película interesante, impactante y fácil de digerir.

Finalmente, para ponerlos en contexto, la Polinesia es un grupo de cerca de mil islas ubicadas en el océano pacífico, entre Oceanía y Sudamérica, que abarcan desde las Islas de Hawai (De EEUU), hasta la isla de Pascua (de Chile), y forman un triángulo. Thor Heyerdhal vivió diez años en las islas Marquesas (en círculo rojo), y su objetivo era llegar desde la costa del Perú hasta Raroia, ubicada las islas Tuamotu (en círculo azul). Cabe mencionar que ambas islas pertenecen a la Polinesia francesa.











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