Título original: Kon-Tiki
Dirección: Joachim Rønning, Espen Sandberg
País: Noruega (2012)
Duración: 118 min.
Kon-Tiki o un Quijote de mar
Narra la historia de Thor Heyerdahl,
un antropólogo noruego que hizo sus investigaciones durante diez años en las
islas de la Polinesia. Tras vivir bajo duras condiciones llegó a la conclusión
de que no fueron los asiáticos, sino los sudamericanos quienes colonizaron la
Polinesia, hace 1500 años atrás. Su hipótesis partía de lo siguiente: pese a
que está probado que las civilizaciones precolombinas (pre-incaicas) de
Sudamérica no poseían barcos de gran magnitud, sí, se transportaban en pequeñas
balsas. Por lo que fueron estos precarios medios marítimos de transporte
quienes los llevaron a una inusitada travesía por el océano pacífico hasta
llegar a la Polinesia. También apoyó su hipótesis en los relatos orales de los
aborígenes polinesios, que creían que Tiki (el dios solar) llego por el mar
desde el este, y no del oeste.
Ésta, es la historia de un
Quijote que no renunciará hasta llegar a conseguir lo que busca o morirá en el
intento. Es una película con una única historia, donde no hay grandes
complejidades. Así, Thor Heyerdahl, al verse completamente rechazado por la comunidad
científica, puesto que su hipótesis resultaba imposible, decide él mismo probar
su hipótesis: cruzar el océano pacífico ¡en balsa!, desde el Perú hasta la
Polinesia. Y como todo Quijote, necesita su Sancho para que refrende su locura,
organizará un grupo heterogéneo de individuos que lo acompañaran en este
increíble viaje.
Kon-Tiki es el nombre que Thor le
pone a la balsa que construye, en Perú, utilizando los mismos materiales que
pudieron haber usado las civilizaciones preincaicas. Cabe aclarar que es una
película basada en hechos reales, existe
la bitácora del viaje y un documental filmado que gano un Oscar en 1951. Sin
embargo, considero que hace pequeños
guiños a la afamada “Tiburón”, en cuanto a que crea atmósferas de tensión extrema
en el mar, y se producen situaciones realmente impactantes. No hay muchas
palabras que decir de la impresionante fotografía, sólo hay que ver las
imágenes de los paisajes, y la utilización de los efectos especiales está muy
bien realizada. Es un viaje que roza con lo ficcional, pero perfectamente creíble.
Sin embargo, el lado más flojo de la película radica en que la simplicidad de
la trama hace que los personajes también sean poco complejos y por ello, se
estanquen en sus caracterizaciones. Esta situación produce que no se muestre
una necesaria evolución de la situación. Es decir, más allá del maquillaje y de
las “papanoelescas” barbas, que son evidencia de un viaje en balsa a lo largo
de 100 días, ¡100 días! no se muestra un ambiente de “desesperación”, producto
del cansancio, la soledad, el aburrimiento y la locura que seguramente produce
un viaje con tales características. La desesperación sólo aparece en los
momentos de mayor peligro, pero fuera de ello, pareciera un naufragio de algunas
semanas. En definitiva, es una película interesante, impactante y fácil de
digerir.
Finalmente, para ponerlos en
contexto, la Polinesia es un grupo de cerca de mil islas ubicadas en el océano
pacífico, entre Oceanía y Sudamérica, que abarcan desde las Islas de Hawai (De
EEUU), hasta la isla de Pascua (de Chile), y forman un triángulo. Thor
Heyerdhal vivió diez años en las islas Marquesas (en círculo rojo), y su
objetivo era llegar desde la costa del Perú hasta Raroia, ubicada las islas Tuamotu
(en círculo azul). Cabe mencionar que ambas islas pertenecen a la Polinesia
francesa.
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