lunes, 14 de enero de 2013

Película chilena “No”: Pablo Larraín



Título original: NO
Director: Pablo Larraín
País: Chile (2012)
Duración: 117 min.

Cuando el “NO”, no siempre sugiere lo negativo

La transición violenta del gobierno democrático-socialista de Salvador Allende al régimen dictatorial de Augusto Pinochet ha tenido, dentro de la literatura chilena y latinoamericana, mucha tela que cortar. De igual forma el cine ha expresado muchas veces las vicisitudes del pueblo chileno durante este periodo. Entre las cinematografías más conocidas están: el documental “La batalla de Chile” de Patricio Guzmán, “Machuca” de Andrés Wood, “El clavel negro” de Ulf Hultberg, “Pinochet” de Ignacio Zegers Blachet, entre otras, que defienden o condenan el régimen pinochetista. La película de Pablo Larraín: “NO”, con una nominación a los premios Oscar a la mejor película de habla no inglesa se ha posesionado, sin lugar a dudas, dentro de las películas más reconocidas de este ámbito. 

La presión internacional sobre la dictadura chilena obligó al gobierno de Pinochet a legitimar su poder a través del voto universal. La película “NO” relata la historia del plebiscito llevado a cabo en 1988, en el cual se decidiría la permanencia de Pinochet en el gobierno hasta 1997 o la obligatoriedad de convocar a elecciones nacionales en el plazo de un año. La posición política de la película es evidente, pues Pablo Larraín reconstruye este momento histórico como una pugna entre los intereses de la clase dominante acomodada en el poder político, frente a los intereses del pueblo chileno. Así, se crean dos atmósferas diferentes: la opción del “SÍ” a la permanencia de Pinochet, que se lleva a cabo en un ambiente jerárquico militar muy riguroso y donde pervive la arrogancia respecto al triunfo; frente a la opción del “NO”, que se desarrolla en un espacio democrático de discusión y que no descuida el compromiso político con la historia. A merced de ambas opciones, el plebiscito abre un espacio inédito de libre expresión, que tras 15 años de silencio opositor al régimen, se otorgaron 15 minutos diarios en televisión, durante 27 días, para que cada opción exponga su posición. ¿Qué mostrar?, es la pregunta más importante para ambos bandos.

El hecho más interesante de esta película está en la forma cómo René Saavedra (Gael García) utilizando estrategias convencionales de marketing comercial, hace de la negatividad (el NO), un hecho positivo. Es decir, el dolor y el resentimiento por los miles de asesinados y desaparecidos ya no sería la única forma posible para vencer a Pinochet, sino, se optó por hacer del “NO” una fuerza creativa y capaz de mirar el futuro con alegría y esperanza. La campaña por el “NO”, fue una campaña por “lo otro posible” que no buscaba crear un irrefrenable odio a la imagen de Pinochet y sus actos, pero tampoco buscaba olvidar los hechos del pasado. Las imágenes que denunciaban las crueldades de la dictadura eran utilizables, pero sólo en dosis controladas. Rememorar el pasado debería tener un rol pedagógico, como un error que no debe ser repetido. En este sentido, la imagen de Pinochet, más que odiada tendría que ser menospreciada, por lo que, no se debería mostrar a un Pinochet malvado y asesino, sino, a un Pinochet inútil para el porvenir chileno.

Incluso los partidarios del “NO” sabían que no se puede negar los beneficios económicos que ha logrado el pinochetismo, puesto que son evidentes. Por tal motivo, “NO”, no es una denuncia las desigualdades económicas que habían en aquel momento, sino el retrato del sentimiento de innumerables familias chilenas que han sufrido el temor y la desesperación silenciosa de “hacer lo que se tiene que hacer”. Así, en las terribles e inadecuadas palabras finales del propio Pinochet, tomadas de imágenes de archivo y expuestas en los últimos minutos de la película, se refleja claramente su visión mercantilista del bienestar: “Analíceme, si hice una cosa mala, perdóneme. Pero, creo que sumando y restando, tengo más a favor que en contra”. Que es lo mismo que decir: si resto algunas vidas pero sumo el crecimiento del PIB y éste es mayor, mi voto debería ser por el “SÍ”. 

No es mi intención ser lapidario, como la sentencia del ex-dictador, pero tal vez, aquellas palabras sean más adecuadas para “analizar” la propia película de Larraín, y por supuesto está sucinta crítica.

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